"No poseas, no te vuelvas un poseedor de personas ni de cosas; úsalas simplemente como un don del universo... cuando estén disponibles, úsalas: cuando no estén disponibles disfruta la libertad.
Cuando tengas algo, disfrútalo, cuando no lo tengas disfruta no teniéndolo: eso también tiene su propia belleza...
Si tienes un palacio donde vivir; disfrútalo! si no lo tienes, entonces disfruta una choza y la choza se vuelve un palacio. Es el disfrutar lo que marca la diferencia, entonces, vive bajo un árbol y disfrútalo... no te pierdas el árbol y las flores y la libertad y los pájaros y el aire y el sol. Y cuando estás en un palacio, no te lo pierdas... disfruta el mármol y los candelabros.
Disfruta allí donde estés y no poseas nada. Nada nos pertenece. Venimos al mundo con las manos vacías y nos vamos del mundo con las manos vacías. El mundo es un don, así que disfrútalo mientras está allí.
Y recuerda, el Universo siempre te da lo que necesitas." (Osho)
Esta frase la escuché por primera vez allá por el año 1994, cuando por una de esas “casualidades” de la vida conocí a Ana María Rivas, mi Instructora de Meditación Trascendental y Maestra de Reiki. Yo había viajado a La Plata desde mi lugar de residencia de entonces, Mar del Plata. El objetivo era visitar a mi mamá y a un prestigioso endocrinólogo que podía echar luz sobre el hipotiroidismo que me tenía a maltraer por haber sido medicada en forma errónea por otro profesional. Si bien iban a ser pocas las horas en las cuales permanecería en La Plata, luego de la entrevista con el médico me quedaba la tarde libre. Conversando con mi mamá en la cocina de la casa me enteré que Enrique, el vecino, era maestro de “Reiki”, claro que yo no sabía de qué se trataba, ni siquiera tenía una vaga noción. Como por ese entonces me encontraba atravesando un momento difícil en lo afectivo y en lo relativo a mi salud quise tener una consulta con él. Llamamos para pedir un turno pero no lo conseguimos, ya que no tenía lugar hasta la próxima semana. Horas más tarde llamó la secretaria para informarnos que alguien había cancelado y que Enrique podría atenderme. La experiencia en el consultorio amerita un capítulo aparte, lo curioso del caso es que al día siguiente, cuando llegué a Mar del Plata, decidí comprar el diario y mientras desayunaba lo abrí en una página que contenía el siguiente aviso: "Por primera vez en Mar del Plata conferencia de Reiki".
En este 13 de Octubre de 2004 (un mes antes de la peor crisis sentimental que experimenté en mi vida) conocí a la persona que me abrió las puertas al mundo espiritual y diez días más tarde estaba tomando el seminario de Reiki en un hermoso lugar frente al mar, el departamento en Playa Grande de Ana María Rivas, mi maestra hasta el día de hoy. Hace mucho tiempo que no nos vemos pero no me extrañaría que este escrito llegue a sus manos: En qué andarás Ana querida? Por qué caminos estarás desplegando tu magia?. Nunca me olvido cuando me presentabas y decías “ella es astróloga” y yo pensaba: “ay, no, no me lo merezco”. Ahora soy “la” astróloga de Bahía, ya van 7 años de trabajar en la radio y todo el mundo me conoce como tal. Fuiste la luz que llegó a mi vida en el momento más angustiante y oscuro. El 94 fue el año en el que me rompieron el corazón a pedazos pero también en el que tuve la posibilidad de conocerte a vos. Y de tu mano al Reiki, la MT, la homeopatía, los libros de Deepak Chopra, la música Gandharva, y tantas otras cosas… Gracias Ana, desde lo mas profundo de mi corazón. Te mando un beso grande y entiendo que no hace falta el consabido “te quiero mucho”, es que para vos no alcanza porque yo te quiero como solo se puede querer a una amiga del alma y eso jamás podrá ser aprisionado en unas cuantas letras.